martes, 2 de agosto de 2011

Martes.

20:34pm. Entraron a la habitación; tras una hermosa velada y un par de brindis. Ella vestía un vestido purpura que combinaban con sus verdes ojos que encerraban pasión y esperanza; le temblaba la mano izquierda de la cual aún se podía distinguir la marca de un anillo que había yacido ahí alrededor de unos quince años, pero que esta noche, esta noche simplemente no era requerido. Sus labios eran rosas...
Él; él simplemente no la merecía... Al cabo de unas horas comenzaron a caer las prendas y con ellas el miedo, el miedo a ser engañada, a ser usada, a no ser lo que se suponía que era y la euforia de sentirse amada, de ser la única en ese momento... Una suave, armónica pero engañosa atmósfera se respiraba en aquél cuarto, el 54B. Algo no marchaba bien, eran ya las 23:14pm...
Si ella supiera todas las historias que guardan esas sabanas, esas sábanas y esa almohada que se habían convertido en sus cómplices, si tan solo supiera que todo lo que sospecha es cierto, que jamás debió de haber estado ahí, que las caricias recibidas no valían ni la mitad de las dadas... Si por lo menos quisiera escuchar; si por lo menos no lo necesitara...
-Te amo- dijo él; mintiendo por su puesto.
Pero eso era más que suficiente para curar el desconcierto de la mujer.

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